miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cómic semana 8 - Amarillo

Este cómic es el primero que hago con acuarela, aunque perdió mucha calidad el color al usar un mal escáner y tuvo varios retoques en el ordenador.
El reto en esta historia era hacer un cómic medianamente largo (5 páginas), enteramente a pincel, y así fue, salvo algo de rotring en la última página.

En esta ocasión la música la pone Ennio Morricone, donde se lució poniendo banda sonora a "Érase una vez en América" de Sergio Leone.


Click en las páginas para agrandar






Aquí la mitica MV Augusta que se utilizó de documentación para la primera viñeta de la segunda página:


Y una vez que acabé estas páginas, me llegaron estas imágenes de los juguetes que se mencionen en el cómic por parte del autor del relato. 


La hucha mágica
El acordeón de cartón
El gol atómico. Una genialidad

Si ya es increíble que alguien guarde con ese mimo esos juguetes de infancia, para mí estas fotos son una maravilla, pues anclan en la realidad de al menos una persona estas páginas dibujadas.

Y como sé que mis páginas no hacen justicia al relato original, lo transcribo para que se pueda disfrutar sin los recortes que hice al adaptarlo:

AMARILLO

Era un niño feliz. Su pequeño paraíso lo constituía el taller de carpintería familiar, donde trabajaban su padre, su abuelo y dos tíos, uno hermano de su madre, que vivía con ellos y el otro de su padre, que junto a sus abuelos, habitaba otra zona de la casa. El pequeño siempre estaba tratando de imitarlos y con los retales que encontraba se fabricaba, mesas, barcos y todo lo que en su reducido mundo alcanzaba a imaginar. Le celebraban sus pequeños logros, aunque les oía comentar a veces: “se pasa el día clavando puntas “.


Otro momento mágico se producía cada día, cuando bajaba corriendo a la puerta de la calle al oír la moto de su padre que regresaba de su jornada de trabajo en “La Central”. Cuando la MV AUGUSTA llegaba, su gozo consistía en girar la llave de contacto que estaba sobre el faro y parar el motor.



El domingo era el peor día de la semana al no existir actividad en el taller. Se distraía con los juguetes que le trajeron los Reyes el año anterior y que eran un juego de bolos de madera coloreados, un pequeño parchís, un acordeón, con fuelle de cartón, de cinco notas y la hucha mágica que se tragaba las monedas. Al final de la tarde, cuando su padre volvía del Café, le traía invariablemente una barrita de chocolate Elgorriaga, que se comía sin dilación.



Aquel otoño, su madre le acababa de tejer un precioso jersey de lana de color amarillo, más bonito que las plumas de los canarios.



Una tarde, estando en la escuela de párvulos, entró en la misma el tio Timoteo y le dijo a la maestra que su padre se había caído con la moto y se lo habían llevado a la ciudad. Fue a casa angustiado y temeroso. De madrugada trajeron su cadáver y a la tarde siguiente, su tío lo tomó en brazos para entrarlo en la sala donde su padre yacía en la cama con la cabeza vendada. Le dijeron que le diera un beso y lo llevaron a casa de unos vecinos, donde una hora después vería a través de la ventana el cortejo fúnebre camino del cementerio.

Al domingo siguiente lo vistieron para ir a misa y al ponerle el jersey nuevo observó que la manga llevaba cosida una gran cinta negra a su alrededor. Andaba por la calle mirándola con disimulo y un sentimiento, mezcla de temor y de vergüenza, que nunca lo abandonaría, cada vez que se lo puso.

Han pasado cincuenta años y a veces, entre sus cosas, aparecen los juguetes que conserva como pequeños tesoros. Los toca unos instantes y al volverlos a guardar piensa que en todo ese tiempo nunca ha vuelto a tener un jersey amarillo.

Mariano Feced

6 comentarios:

  1. Fernando, has hecho un trabajo y un montaje extraordinarios. Me gusta mucho la imaginación de las situaciones y el "ambiente" de las mismas. Te agradezco infinitamente el interés por los recuerdos hilvanados, que te ha hecho dedicarles tanto tiempo y esfuerzo. La idea de mezclar el pasado y el presente me parece genial. Gracias por todo. Estoy en deuda contigo. Un abrazo.

    ¡Fenomenal la música!

    ResponderEliminar
  2. Nada,yo he disfrutado mucho dibujando el guión de otro, que siempre aporta algo que un texto propio no hace.
    Me alegro que te haya gustado el resultado.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena, guionista y dibujante, cuando me puse a leerlo no sabía de qué iba y al ver al niño con el jersey amarillo me acorde de aquel relato. Se ve que esta escrito y dibujado de corazón.
    Abrazones a los dos

    ResponderEliminar
  4. Gracias Javi, cuando quieras nos marcamos un dueto con los lápices :)

    ResponderEliminar
  5. Amigo Fernando, felicidades por tu talento. El relato aún cobra más fuerza con tus dibujos y con la música.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, pero el mérito del relato es de Mariano

    ResponderEliminar