Porque no olvidemos que Little Nemo empezó publicándose en las páginas dominicales de un periódico un 5 de octubre de 1905.
La historia no podría ser en principio más sencilla. Las aventuras de un niño que visita el país de los sueños cada vez que duerme, despetando del mismo al caer de la cama o consolado por los padres.
Yo no podía empatizar más con el personaje, pues de pequeño me caía constantemente de la cama, cosa que solucionó mi madre poniendo tirantes por encima de las mantas amarrándome a la cama. Pero eso es otra historia.
Pues bien, esa estructura, que podría hacerse repetitiva y quemado a cualquier dibujante, en Windsor McCay se convertía en virtud, pues era su excusa perfecta para recrearse en el dibujo.
Y con esta idea fue capaz de abrir el camino en el lenguaje del cómic cada domingo con sus páginas, así como crear una escuela de dibujo que aún hoy se siente.
Pero este hombre no sólo fue de los pioneros en esto del cómic. Terminó dejando su exitosa serie para ser uno de los precursores de la animación, haciendo giras por los teatros estadounidenses con sus películas, cosa que terminó convirtiéndolo en toda una celebridad, si es que no lo era ya antes.
Aquí McCay dejando al público picueto
Dicho todo esto, ya sabéis de donde bebe la página de esta semana, que aunque en principio iba a ser en blanco y negro, acabó rematándose con unas discretas acuarelas para que no quedase tan oculta esa mariposa que revolotea.
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Y como banda sonora de esta página:
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