Este cómic tiene ya un tiempo. Iba a ser parte de una serie de historias cortas independientes pero que compartiesen personajes. Al final cogí otros derroteros y estos quedaron a medias.
Cuando vaya subiendo más páginas se verá más claro que aún no doy con un estilo fijo, más que nada porque cada vez que me enfrento a uno intento probar alguna técnica nueva, con mejor o peor resultado. Supongo que el estilo irá saliendo solo, o eso dicen los viejos del lugar. Ahí están grandes como Daniel Clowes o Max, culos inquietos en eso de cambiar estilo, pero que pese a ello han conseguido que sus dibujos se les reconozcan como suyos. Una vez leí en una entrevista a Forges que su padre le decía que no sería famoso dibujando hasta que la gente no viese sus dibujos y supiesen que son de él.
En esta página en concreto usé mucha témpera y los grises los dí con rotuladores de punta de pincel Faber Castell (que la verdad, no son gran cosa), cuando aún no tenía ni zorra de photoshop.
De hecho esto fue una de las razones de crear este blog, aprender el manejo de ese programa, por lo que ahora me veo con mucho material digitalizado para ir dando salida en el blog y que me sirva para poner orden entre tanto papeleo. Y para obligarme a no dejar de dibujar, pero esa es otra historia.
(Click para ampliar)
Las siguientes páginas eran la continuación natural de la historia del bar, saltando a otro rincón del pueblo. Quedaron a medias, pero bueno, quizás algún día...
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