viernes, 16 de noviembre de 2012

EL REENCUENTRO

El siguiente relato ha sido premiado con el tercer premio del XIII Certamen Creación Joven de Sevilla.
Como la versión que han impreso para el catálogo está llena de erratas decido ponerlo aquí libre de ellas.
Aunque esta versión es la extendida del relato, ya que tuve que acortarlo para ajustarlo a las bases del concurso.
Aviso que es largo, así que aconsejo imprimirlo, o ir por un café y leer tranquilamente. Espero que os guste.




EL REENCUENTRO
A la salida del INEM, Javier contó que ese era el decimosexto trabajo temporal que encadenaba. No era ningún trabajo para lo que había estudiado, ¿pero cuál lo fue? Bastaba con volver a tener nómina. Sin posibles para volver a casa en el raíl aéreo, otra vez tocaba caminar. Odiaba ir a pie por aquella ciudad, porque nunca nadie respetaba el lado derecho del acerado. Los jóvenes con sus gafas holográficas no dejaban de invadir el carril contrario de la acera sin preocuparse con quién tropezaban. Él prefería caminar mirando al suelo para no quedar deslumbrado por los neones móviles de la publicidad. Desde que personalizaron la publicidad enfocando al peatón según los gustos de la base de datos que el gobierno facilitaba a las compañías, caminar por el centro era como si te fuese saludando un desconocido cada dos pasos.
Lo que más le jodía es que en esos anuncios le nombrasen a ex parejas. Que el recuerdo de Nora le llegase por un anuncio de gofres instantáneos despertaba hambre, pero también un regusto amargo en la boca del estómago comparable a la ansiedad en la espera de la cola del INEM. ¿Cuánto había pasado ya? ¿10 años? Javier no era de los que creían en la media naranja, pero visto lo encontrado a posteriori, quizás aquello fue lo más parecido al amor. Incluso el sexo era bueno. Se la había encontrado varias veces desde que se rindieron de darse oportunidades. Seguía hermosa. Lejos de pasarle factura los años, cada nueva arruga en su cara sumaba una expresión llenándola de una personalidad que invitaba a indagar en ella. Pero él ya sabía de donde surgieron muchas de ellas.
Por lo que sabía no le iba mal. La última vez la vió iba cargada de libros. Preparaba algún trabajo para una exposición que él no acertaba a oír hipnotizado por el bailar de sus labios al surgir palabras. Sonreía tontamente junto a ella cuando le decía entre risas que apenas tenía tiempo para ella misma desde que tuvo la hija. Realmente se alegraba por ella viéndola emocionarse con sus proyectos, pero esas alegrías venían acompañadas de un aliento oxidado tras la cortés despedida.
Aunque intentaba no pensar en ella no siempre lo conseguía.  Así caminaba Javier por el 2030, mirándose las gastadas puntas de los zapatos y odiando lo que llamaban la “nueva publicidad activa”. Pero la publicidad más llamativa para Javier fue lo que creyó un flyer en el suelo. Si apenas se fabricaba ya papel, ¿era aquello una nueva forma de publicidad retro para los que no soportaban las miradas en los cruces? Javier rumiaba estos pensamientos sin saber que su vida cambiaría en el momento que se agachase, recogiera el flyer y descubriese que era un pase recreativo en TIERRA 2.
TIERRA 2 era una de las empresas filiales de MULTIVAC, una vez que fue privatizado. Presumía de ser la única en vender viajes en el tiempo como una experiencia única, sin consecuencias ni responsabilidades una vez de vuelta. Tuvo un gran éxito al convertirse en la nueva forma de turismo, tras el declive del tradicional por su sobreexplotación. Javier recordó un documental que vió no hace mucho donde explicaban cómo funcionaba todo aquello. Tierra 2 decía tener la tecnología para ir al pasado a un momento concreto del cliente, donde éste optaría por una decisión distinta a las tomadas en su vida y así explorar el universo paralelo que nunca conoció al rechazar aquella opción. Se apoyaban en la refutación de la teoría de cuerdas, años atrás por Gilbert Hernández y su equipo: una existencia de universos paralelos por cada acción y por supuesto, por cada decisión humana. El inconveniente era que estos viajes materialmente eran inviables, pues no había disponible en la tierra suficiente energía para crear tales pliegues temporales. Así, la novedad que vendía TIERRA 2 era la capacidad de realizar viajes mentales sin transporte de materia, suplantando la consciencia del paciente en el punto exacto en el que su pasado se desvió en una línea temporal distinta, trasladando así su mente con todos sus recuerdos en el cuerpo que vive en el mundo paralelo escogido.
Y Javier optaba a este milagro por el azaroso encuentro con un billete al portador para TIERRA 2. Posiblemente algún magnate lo habría perdido, o algún currito pensionista que habría hipotecado su vida por un momento de nostalgia. Y tampoco tenía nada que hacer en toda la tarde. Y una ocasión así era para aprovecharla. Total, en el habitáculo no quedaban sobres granulados de cerveza, pensó para sí.
No tardó en llegar a la Gran Avenida Central. Una calle de 6 kilómetros, donde se aglomeraban todas las ofertas de ocio que aquella ciudad ofrecía en una acera, y justo en la de enfrente todos los edificios de oficinas de las grandes empresas. Estaba todo pensado para que solo hubiese que salir de allí para volver al habitáculo.
En medio de la Avenida, de seis carriles, un puente recorre toda su longitud con ramificaciones a cada acera, separando el paso de peatones del nivel del suelo, el cual solo es ocupado por el tráfico rodado, y justo debajo de la red de túneles que tapan el cielo donde se mueven los carriles aéreos. Y entre todo esta maraña de tráfico, la vida de la ciudad palpita en aquel puente lleno de ríos de gente fluyendo, carritos ambulantes de comida, y toda clase de vendedores ambulantes circulando continuamente evitando tener que pagar más sobornos a la clase policial.
A Javier le extenuaba caminar por allí, pero sólo eran dos kilómetros hasta las oficinas de TIERRA 2, y su ultimo pique del bono de transporte lo gastó camino del INEM.  A la llegada, una pequeña manifestación transcurría a sus puertas evitando el paso. Le divertía ver a aquellos hippies con sus crestas, las caras pintadas a la altura de los ojos y sus míticas faldas verdes que pusieron de moda las cantantes de APE SEX. No era la primera vez que los veía. Últimamente estaban por todas partes. Pidió amablemente a uno de ellos que lo dejase pasar, cuando éste lo paró poniendo la mano sobre su pecho.  ̶ ¿Eh? ¿no iras a entrar aquí, verdad?- fue cuando Javier reparó en las pancartas. “DROGA LEGAL PARA RICOS. LA ESTAFA EN UN PICO”, “ASESINOS POR DINERO” ̶ ¡Tio! No son más que unos estafadores. Lo único que te dan es un colocón que te fríe el cerebro. No serías el primer muerto.
̶  Si, bueno, solo vengo a curiosear.
̶  Ya claro, ¿no nos crees, verdad? Deja que te lea esto.  Lo firman médicos y físicos prestigiosos, tío, de Harvard y tal.  Aquí lo dice: “Afirmamos que todo no es más que una ilusión mental inducida por drogas que escapa de regulación, apoyada por la suplantación de recuerdos a base de electroshocks, ilegales desde hace dos años por su alto nivel de mortandad” ¿Ves? Si no fuese porque los impuestos que pagan al gobierno superan a los de la industria fibro-óptica, esto estaría ya cerrado.
̶  Hermano, si tengo que creerme cada folleto que me envían al móvil la gente que va por la calle, iría con una sartén por sombrero y la polla por fuera con pajarita, no sé si me explico.
Aquello no sentó nada bien al hippie, así que se giró para darle paso, escupió a sus pies  y se fue a increparle a otro incauto que caminaba por allí cerca.  Antes de entrar aún le oía gritar: ¡no son más que actores jugando a científicos y suministrando droga!
Javier pasó el arco de seguridad una vez que mostró su pase, donde llegó a un mostrador en el que atendían dos recepcionistas biomecánicas, una de estilo realista, y otra del modelo que puso de moda Murakami. ̶  Hola, venía a probar el viaje del tiempo, aquí tengo mi entrada.- Sentía que los de seguridad saltarían sobre él de un momento a otro, que aún sabiendo que era un pase al portador siempre podría salir algo mal.
̶  Bienvenido a TIERRA 2, felicidades por decidir probar con nosotros.- Respondió la biomecánica realista.
̶ ¡Y tan joven! Es usted afortunado en el sistema. Acompáñenos a la sala de viaje.- No terminaba de decir esto el modelo Murakami cuando ya cogía por la cintura a Javier y lo llevaba por un pasillo exageradamente iluminado, mientras sus tetas no dejaban de mutar a distintos tamaños. Allí sí que sabían persuadir a los clientes. Antes de dejarse hipnotizar por aquel baile carnal comenzó a preguntar: ̶  Oye, ¿esto no tendrá ningún peligro, no? Oí hablar que algunos morían al volver.
̶ ¡Oh, eso! Siempre fue decisión del propio paciente.- la biomecánica realista guiaba el paso por pasillos llenos de carteles de películas de viajes temporales-Tenga en cuenta que en nuestros viajes, desde la perspectiva subjetiva del individuo el tiempo transcurre a velocidad normal, pero en las diferentes líneas paralelas el tiempo transcurre a velocidad distinta de aquí, ya que sólo es un proceso mental. Por ejemplo, si usted vuelve de vivir 10 años en TIERRA 2, en este universo su cuerpo sólo habría pasado 10 minutos conectados, aunque el desgaste cerebral es similar al transcurso de 10 años. Por eso, si usted decide tener una vida plena en TIERRA 2, su cerebro morirá con esa edad, aunque su cuerpo se mantenga aquí igual.- A su alrededor surgían gráficas y diagramas de barras que Javier no podía entender.
̶ ¡Puede revivir su vida plenamente en TIERRA 2 corrigiendo cualquier desliz pasado! Le ofrecemos múltiples puntos a los que viajar. ¡Imagínese qué pasada!-las tetas de la Murakami empezaban a marear a Javier.
̶  ¿Cómo que múltiples puntos? ¿no viajamos dónde yo quiera?
̶  Oh, no, joven- un hombre en bata blanca aparecía tras una puerta.- Tenga en cuenta que sólo podemos llevarle a aquellos universos paralelos con puntos en común y una gran fuerza de atracción con el nuestro, son los únicos que podemos alcanzar en la actualidad.
̶  ¿Puntos en común? ¿gravedad?- Javier comenzaba a no entender nada.
̶  Sí, joven. Piense en ello como una fuente de agua. En un punto todo el agua fluye de la misma forma, pero de ese chorro nunca caen dos gotas iguales. Cada gota elige su camino. Podemos hacerle ir de una gota a otra de la misma fuente. Pero sólo podemos llevarlo a aquellos universos que estén fuertemente vinculados a usted, entre los infinitos que hay por cada persona y sus relaciones entre sí. Para que usted lo entienda, sólo podemos llevarlo a aquellos puntos en los que usted escogió entre distintos universos, a los puntos donde tomó decisiones importantes. Al fin y al cabo es lo que todo el mundo busca al venir aquí, ¿no?
-¿Y cuántos puntos son esos?
-Bueno, ahora lo veremos en cuanto lo conectemos, pero depende de cada paciente. Desde 20 puntos a 200, imagínese si hay donde escoger.
Javier se dejó llevar. La verdad es que no se creía nada y por un momento pensó que por lo menos se llevaría un colocón gratis de los que toman los ricos. Pero vió que la cosa comenzaba a ir en serio cuando lo llevaron a una gran habitación abovedada, donde una máquina ocupaba todo el techo de la cúpula, y una protuberancia de cables y pantallas holográficas terminaban señalando a un asiento ataviado con correas en medio de la habitación. Allí lo sentaron, lo amarraron y conectaron aquella máquina indescriptible a su cabeza a través de un casco como los que aparecían en aquellas películas vintage de mitad del siglo pasado.
̶  ¿Tengo que pensar en algo en concreto para que esto se active? ¿el mar, o algo así?
̶  Cállese, está calculando los posibles puntos de viaje.- Un nuevo científico entraba en la sala al tiempo que se retiraban las recepcionistas sintéticas. Era mucho mayor al otro, y estaba claro que infundía respeto en el más joven. Estuvieron operando en los monitores holográficos cuando empezaron a cuchichear entre ellos. El más joven empezaba a culpar a la máquina entre titubeos, mientras el viejo se volvía a mirar a Javier totalmente pálido. Tras repetir las mismas operaciones tres veces, el más joven se dirigió a Javier. ̶  La verdad, no entendemos nada, las posibilidades de su viaje se han visto algo reducidas…
̶  ¿Reducidas?¿De cuánto hablamos?¿100?¿30?- una media sonrisa escapó, incrédulo.
̶  Algo menos, verá, quizás se trate de un error que…-El viejo interrumpió a su compañero.
    ̶  Nada de error. TIERRA 2 jamás ha fallado. Simplemente usted es nuestro primer caso así.
̶  Pero bueno, ¿de cuánto hablamos? ¿Podré volver a cuando el Betis perdió la final de la UEFA y verlo ganar?
̶  No, joven, sus opciones se han visto reducidas a una única opción. 20 de julio de 2020.- Verano del 2020. Tardó en darse cuenta a qué se refería, pero al recordarlo pudo oler de nuevo aquel día donde quedó para una cita que nunca tuvo lugar. Javier sintió miedo de enfrentarse de nuevo a aquel día. Cierto es que siempre pensó cómo sería todo si hubiese sido distinto, pero esta vez se encarnaría en el cuerpo que tuvo el valor para sentarse con ella, quedarse, abrazarla, antes de dejarla abandonada. Por una vez temió que todo aquello fuese real. ̶ Debe saber que existe un periodo de adaptación de unos segundos, tardará en ser consciente de su viaje temporal, es lo que llamamos “proceso de sustitución del yo temporal”.
Se recordó a él mismo diez años atrás, su inseguridad, cómo el aborto mermó la relación, el momento que decidió no acudir a la cita, pues sabía que cuando la mirase terminaría por unirlos un dolor con el que no podría dejarla. Recuerda la necesidad de escapar, de diluirse entre la gente y escapar. El día que se dió la vuelta sin mirar atrás a la roca junto al lago del parque donde la esperaba sentada. Corrió en una huida hacia adelante donde las calles resbalaban bajo sus pies. Y aunque más tarde volvió a ver a Nora, nunca más fue lo mismo.
Recordó que ella le quería. Que él aún la quería. Una niebla de tristeza hacía que escuchase en un lejano eco las voces de los científicos operar, solo pensaba que aquel día aún se querían. Ahora le venían todas las noches que pensó aquella oportunidad perdida, y como pese a volver a buscar la felicidad cuando estaba al alcance de la mano, en otros encuentros, supo que tras aquel día todo fue distinto. Los intentos posteriores de los dos siempre iban a destiempo, nunca duraban lo suficiente como para convencer al otro. Todas las emociones que sintieron juntos alguna vez, nunca volvieron a coincidir en el tiempo. Unas veces era la ilusión por el mañana, otras la pasión, otras la fe para creer en ellos de nuevo. Y siempre le sobrevolaba la culpa de saber que las ocasiones desaprovechadas les habían mellado tanto que aquellos encuentros posteriores a aquella tarde de julio no eran más que dos personas desconocidas buscándose en un pasado común. Y fueron algunas semanas de intentos, esfuerzos imposibles de rescatar el pasado. Quizás meses de intentos, antes todo era quemar el presente buscando más combustible en el futuro, ahora intentaban frenar segundos por encontrar un pasado; el tiempo pasaba pese a ellos. Unas veces lo percibía él, otras ella. Cuando ambos lo vieron, todo se acabó. Supo que todo se fue cuando el miedo no le dejó ser digno de escoger el don que se le ofrecía en aquella compañía.
̶  Adelante.
̶  Está bien, le inyectaremos un primer pase por dos semanas, aquí no serán más de 10 minutos. A la vuelta usted decide la duración del viaje completo. Buen viaje.- Aunque anclado a aquel asiento, conectada su cabeza a aquella especie de secador gigante, al final toda la puesta en marcha que él veía era una inyección intravenosa en el brazo. Aquello sí que fue una experiencia. Sintió hincharse todo su cuerpo como una polla en la eyaculación de 100 orgasmos a la vez. Aquel líquido entrando por la vena era como derramarse en todas las direcciones empapando todo alrededor, y cada roce con la materia que le rodeaba era una reacción en cadena de placer hecho electricidad. La única vez que vivió algo parecido fue la época que tomaba heroína durante el breve espacio de tiempo que se legalizó. Antes de disolverse, pensó que sólo por ese chute valió la pena.
Ahora no es momento de tener miedo. ¿Cuánto llevará esperando? Es la hora pero parece llevar ahí toda la tarde. Me pregunto si los que están aquí pasan por estas cosas. Esa chica que patina parece despreocupada, pero ese hombre que pasea el perro cabizbajo, ¿pasó alguna vez por algo así? Párate. Piensa que vas a decirle, ¿le doy un beso, o simplemente saludo y me siento a su vera? Quizás debería irse, escapar, repetía en sus pensamientos. La veía sentada vuelta de espalda, y aunque no veía su cara sabía que era ella. ¿Habría cambiado mucho respecto a la imagen que guarda de ella? Ella está en esto conmigo, no puedo pensar en abandonar. Quizás sea sólo una mala época, tampoco estoy respondiendo bien últimamente. Me gustaría saber realmente qué piensa. Espera, aún no debo acercarme, no sé. Tengo la sensación que falla algo. Podría llevarle un helado ¿Estaba allí realmente o alucinaba? No, no es eso. Pese a que escuchaba un murmullo dentro de sí que lo distraía, empezaba a entender dónde estaba.  Recordaba el olor de la tarde viviéndolo de nuevo, y de nuevo ella esperaba sentada. Mientras más vueltas le dé, más aumentará este dolor de cabeza. La decisión la tomé ya, sólo me queda acercarme, saludarla, besarla, escuch-arla. Sentía que algo se replegaba, desaparecía. Comenzaba a sentir un hormigueo en la punta de los dedos. Era él quien giraba la cabeza y miraba alrededor. Entendió que el proceso de sustitución del yo había sido completado------siempre quise estar a tu lado------
No podía creerlo pero aquello fue un éxito. De repente, estaba allí de nuevo. Era como jugar un viejo videojuego, ya jugado antes y con una guía en la mano. Podía decidir de nuevo. Instintivamente dió un paso atrás, pero ya sabía a dónde llevaba ese camino. Las voces habían desaparecido. Aunque haría lo mismo que el suplantado, ya no era un acto de valor, no era una elección, pues ya sabía donde terminaba el alejarse de allí. Ahora todo era como un juego, y se moría de ganas por probarlo.
Quería hacerlo bien, además, quería disfrutar de aquel parque que en solo seis años sería torres de habitáculos, jardines clase 1 y estación de carriles-guía. Disfrutó de la luz del día, cálida sobre la piel. El tiempo circulaba despacio como un pincel precisando un trazo de pintura. Toda la luz que veía era natural, ninguna pantalla publicitaria competía con la tarde de sol, y todo el ruido eran niños correr, perros ladrar,  y el pasar de páginas de libros de papel de lectores acomodados a los pies de los árboles, con una expresión de paz en sus caras que olvidó ser posible en la gente de aquella ciudad. El único humo que veía subir era el de un grupo de jóvenes fumando, bebiendo cerveza líquida, cuando aún no fue restringida por la sequía, y por encima de las hojas ningún tráfico de raíles entorpecía ver entre el cielo azul rosadas nubes deshilachadas. Ni él ni la ciudad eran los mismos, y allí estaban los dos de nuevo. Sin presión ninguna como la que recordaba la última vez que estuvo allí, pensó que el momento no podía ser más idílico para un reencuentro.
Reordenaba recuerdos mirándola integrada en aquel bucólico paisaje, repasando hasta dónde sabía ella. En una amalgama de recuerdos agrios costaba distinguir qué parte de dolor pertenecía a cada momento. Javier pensaba su estrategia básicamente mirándola y respirando muy hondo el viejo aire fresco. Aquella luz le sentaba tan bien. Viéndola de espaldas recordó que lo primero en enamorarla fue los bucles de su pelo. Que poco después sólo pensaba en besar sus besos. Que supo que la amaba cuando se terminaban las estrellas y ellos aún no terminaban de contarse sus sueños. Que fue parte de él cuando juntos inventaron y compartieron una forma de ver el mundo, destilando las lecturas de cada uno fermentadas con sus ideas tras las tardes de sexo. Intentó reparar en qué miraba. Siguiendo su mirada, vió que junto a ella unas madres charlaban distraídas mientras los niños jugaban. Javier se sintió miserable sabiendo que en ese momento ya estaría fuera del parque camino a ninguna parte.
No dió dos pasos hacia ella cuando un tipo cayó sobre él, agarrándolo fuertemente del cuello, doblando su tobillo contra el albero. ̶ ¡Camina! No podemos hablar aquí.-cojeando y con un brazo retorciéndole, no alcanzaba a ver quién lo sujetaba.
̶ ¡AH! Espera que me has jodido el tobillo, ¡suelta, coño!-Se revolvió sobre sí mismo desprendiéndose del brazo que le agarraba, y cuando vió quién era fue cuando realmente se le aflojaron las piernas de miedo. Ahora sabía que podía pasar cualquier cosa. No podía hablar, sus cuerdas vocales se encogían quebrando su aliento.
̶ No tenemos tiempo. Aquí no podemos estar. Vayamos a un bar, me muero por una cerveza.- Aquel amor por la rubia disipó sus dudas. Le cubrían canas, y marcadas ojeras abatían su mirada, pero todas aquellas arrugas no impidieron a Javier reconocerse ante sí mismo con una carga de años que no acertaba a adivinar.
 Comenzaron a caminar, pero Javier paró en seco. ̶  ¡Espera! Tengo una cita, es por lo que vine.- El viejo Javier no dejó que parase. ̶  Lo sé, no te gires, no dejes que te vea.
Justo a la salida del parque había un bar. Era de aquellos bares todo forrado con tallas de madera y grandes ventanales de vidrio con hermosas caligrafías. CERVECERÍA LOS CATALINO, invitaba aquel escaparate. El viejo Javier disfrutó de aquella visión. ̶  Sólo por esto ya vale la pena haber vuelto aquí.- En otras circunstancias Javier hubiese disfrutado de aquella entrada igual que su contrapartida canosa, pero la situación era lo bastante extraña como para no permitirle disfrutar del momento.- ¿Dónde mejor que un bar para hablar las cosas? Jeje, esa frase no es mía, esto ya lo decías tú con tus primeras borracheras. Entremos.
Ocuparon una mesa cada uno delante de su correspondiente cerveza. Frente a frente, como en un espejo deforme, tragaron al unísono de sus jarras y hasta que no pidieron otra no empezaron a bajar la guardia. Habló del futuro, del éxito de los viajes físicos años después. ¿Había pasado tanto entre uno y otro? Pensaba el joven Javier.
̶  Nunca pensé que fuese tan difícil enfrentarme a tí, tan joven, pero está claro que el tiempo nos ha distanciado.
̶  Lo que no acabado de entender qué es lo que ha salido mal, cómo estamos aquí los dos.
    ̶  Bueno, está claro que no es casualidad que estemos los dos aquí. Se trata de algo personal, ¿no? Déjame oírte, ¿qué buscas aquí? Yo soy el resultado de tus años aquí. Aún recuerdo lo precipitado que fue todo. Un día sales del INEM, y al rato estás viajando en el tiempo ¿Crees que vale la pena jugar a esto?
̶  No me jodas, vienes del futuro a verme y vienes con preguntas ¿Jugar a qué? Es mi pase de TIERRA2 y claro que lo quiero aprovechar. ¿Por qué? ¿qué pasa?
̶  No olvides que sé el resultado de todo lo que te queda por hacer. Soy más sabio que tú. Escucha, aquí no te queda nada que hacer. Sí, no te negaré que disfruté los años que pase aquí con Nora. Pero… todo esto, este lugar, con los mismos pero distintos, es irreal. Incluso estando con Nora, cada momento con ella me daba la impresión de manipular su vida. No lo entiendes. Nosotros ya escogimos, y aquello nos hizo madurar. Cuando vinimos aquí nos engañamos a nosotros. Asumir un pasado es lo necesario para afrontar un futuro. Nunca debimos venir.- Aquel tono condescendiente empezaba a incomodar a Javier.
̶  Espera, has dicho que fue bien. Es lo que necesitaba saber. Sé más que cuando tomé la decisión equivocada, no cometeré de nuevo errores de inmadurez.
-¿Ves lo que dices? No vivirás la vida con ella. No piensas en ella, sólo en quitarte la culpa de tus errores. Vivir es un continuo presente, no rescatar un pasado. Todo lo que te espera aquí ya es viejo para tí. De donde vienes sabes que ella ya lo superó, que continuó su vida, es lo que tú debes hacer también.
-¡Que te follen! – tuvo que contenerse cuando el resto del bar se giró hacia ellos. Susurraba en una rabia contenida.- ¿A qué has venido, de otro universo paralelo de esos a joderme a mí?
̶  ¡No joder! Soy tú, tal cual, más viejo, sólo eso.- Hizo una pausa para beber tras la cual no levantó la mirada del vaso- Soy el que volvió tras los 50 años que decidiste dejarme aquí, y 50 años después del encuentro con aquel pase a TIERRA2. Demasiados años.- Aquel viejo dejaba caer las palabras como alforjas de las que se iba liberando.- Al volver conocerás a alguien. Vengo a hablarte de ella. ¿Sabes que es volver a renacer? No es esta ilusión, es lo que te espera a la vuelta, donde encontrarás el deseo de absorber un futuro que te mantenga en un eterno presente junto a ella. Allí está tu vida. Tus hijos. Hay razones para no quedarte…créeme, a la vuelta volverás a vivir el presente. Pero ya estarás cansado.
̶  ¿Cómo que cansado?¿cuál es el problema? ¡podemos vivir las dos vidas! Tampoco fue mi deseo nunca llegar a viejo. ¡vivir dos vidas joven! Es perfecto.
̶  Escúchame. Lo recuerdo todo. A los de aquí y a los de allí. Con algunos he disfrutado de su compañía en los dos sitios, pues pese a llevar caminos distintos, en esencia eran el mismo. ¿Recuerdas a Juan, que tanto le gustaba escribir? Aquí será un famoso dibujante de cómics, pero en esencia será el mismo. ¿Lo ves? Lo recuerdo todo. Cuando volví todas mis emociones fueron viejos recuerdos. Solo concentrándome en el dolor puedo sentir algo. Sentir que dos vidas son demasiados años.
̶  Vale, no quiero vivir dos vidas. Sólo ésta. No tengo intención de volver. Además, es imposible que vivieses tanto, me dijeron que el cerebro no lo soportaría.
̶  Te dijeron…las cosas de las que no sabes, que tomas por verdades sólo necesitan de tiempo y sabiduría para convertirlas en mentiras. Aquellas muertes no sucedían así. Hace cinco años se incrementaron las muertes instantáneas de ciudadanos. Entonces se supo. La gente no moría por desgaste cerebral. Cuando vienes aquí has matado toda una línea temporal, creando una a tus necesidades. Cuando te largues, ese cuerpo que calzas ahora quedará vacío y morirá en el acto. Eso es lo que está ocurriendo a gran escala en el futuro que dejaste atrás. En el resto de universos también se crearon viajeros temporales, así van dejando un reguero de muertos cada vez que regresan a sus respectivos mundos. No sería problema si fuese gente corriente. Si algo nos sobra en el futuro es gente. Pero tú sabes qué clase de personas hacen estos viajes. Presidentes de compañías importantes, políticos, jefes de estado, abogados, jueces, brokers…Ellos son los que mueven el mundo , y no permitirán que ninguna plaga acabe con ellos. Así que decidieron crear un cuerpo de policías temporales con el fin de destruir todas las máquinas del tiempo allá donde existan. Al menos de las líneas temporales que compartan nuestra civilización. Pues sabemos de otros mundos, los que no sufrieron edad media, o los que aún no tienen electricidad, pero estos están demasiado lejanos para ser causantes de la plaga de muertos temporales. Buscamos aquella líneas con la tecnología que tú has probado.  Se estima que no son más de 7000 universos. Ese lleva siendo mi trabajo muchos años. Por eso estoy aquí. Para matar al cuerpo científico que creará aquí TIERRA2. Los que me pagan han decidido que prevalezca su mundo sobre los demás.
Un largo silencio que sólo se interrumpió por el viejo Javier para pedir otra ronda de cervezas, dejó petrificado a su contrapartida joven. Intentaba asimilar aquello.
̶  Podríamos olvidarnos de toda esa historia de ciencia ficción barata y futuros distópicos que me cuentas ¡Vamos! ¡Estamos aquí! Estás disfrutando de esto tanto como yo. ¡De donde venimos no queda esta cerveza! Ya sé lo necesario para desenvolverme aquí ¿volver a aquello? ¿sin más? No me queda nada allí. Aquello donde me pides volver no es más real que esto para mí.
̶  Eres listo, y te habrás dado cuenta que no habré venido hasta aquí para soltarte un sermón. Intento hacerte entender. Sé que piensas en escapar de mí. No me alisté de mercenario por gusto, esperé mi oportunidad durante años para poder encontrarte aquí y ahora. Vendrás conmigo quieras o no.
El joven Javier calló. Miraba las arrugas en su futuro rostro, la mirada sin brillo.
̶  No aceptaré consejos ni de mí mismo. ¿ Así será todo? Puede, pero es así porque tú lo has vivido. Haré lo mismo, lo viviré y me encontraré de nuevo en este bar para decir lo que me estás contando. ¿Qué pasará entonces? ¿No decían que no habría paradojas temporales entre universos paralelos? Pues aquí estoy, dispuesto a ser mi propia paradoja. Me quedaré y viviré junto a Nora. No sé qué pintas aquí.
̶ ¿Esto es lo que quieres? ¿una huida hacia adelante? Huiste, te has pasado todos estos años huyendo. ¡Claro que podrás ser feliz junto a ella! Los dos sabemos que era una mujer irrepetible. Pero huías, joder, echando sal por donde pisabas. Escucha, no hay dónde huir. Esto es lo que hay, lo que dejaste atrás al venir aquí. Todos estamos aquí atrapados, con una sombra por ancla, nuestro pasado. No huyas más. Deja de tropezar mirándote los pies y alza la vista. No tendrás que huir de tanto que te quedará por ver. ¿Las mujeres? No dejarán de ser milagros por descubrir, continuos e irrepetibles. Alza la vista y lo verás.  Además, no seas estúpido, no discutimos qué harás, esa decisión ya se tomó cuando te drogué en la primera cerveza. Solo tengo que pulsar este reloj para que la droga se libere en tu cuerpo haciéndote volver. Te cuento esto porque quiero que entiendas, eso lo podrás llevar de vuelt…¡Mierda!
̶  ¿Qué? ¿Qué ocurre?- El joven Javier vió quebrar el rostro de su acompañante.
̶  No mires, acaba de sentarse tras de tí. Si te ve todo se estropeara.-El viejo Javier cogió al joven por los antebrazos clavándolo a la mesa.-He venido a traerte de vuelta, a esta línea tendrán que venir otros a matar científicos locos. Ha pasado poco tiempo, si vuelves ahora conmigo, es posible que no hayas matado a tu “yo” aquí, ahora sólo lo tienes encerrado. Yo desapareceré cuando te vengas conmigo. Pero si te ve habrás dañado esta realidad para siempre. No debes interferir, esta realidad no es la tuya.
̶  ¿Nora? ¿se ha sentado aquí? ¿Detrás mía?
̶ ¡No te gires! Déjala ser feliz, déjame hacer lo que he venido a hacer. Deja que nos salvemos.
̶  No, la amo. Quiero verla. Luego me iré contigo.
̶ ¡No! No la amas, vuelves a escarbar en el pasado. La Nora detrás de tí es la misma pero es otra. A donde vamos ella eligió su vida. Elige tú la tuya. No lo fastidies todo. Sabes que no te dejaré hacerlo.
̶  ¿Qué está haciendo? ¿Cómo esta?- Su doble la observaba disimuladamente, pero sin poder apartar la mirada de ella.
̶  Está…hermosa, no la recordaba tan joven. Pensamos que lloraría. No lo hace. Está un poco ausente. Escucha, debemos irnos, aquí quedará tu otro yo, quizás tarde un poco en recobrar el conocimiento, pero todo seguirá tal y como debería haber sido.
̶  ¡Un momento! Si vuelvo, no viviré toda la vida aquí que tú has vivido. Entonces tú…
̶  No te preocupes por mí. Esto lo hago por tí. Es lo correcto. Por eso sé que está bien.
̶  Pero…déjame solo verla, necesito verla un instante…
̶  ¡No! Ahora no. Solo necesitas saber que está bien ahí detrás de tí. No te gires. Sigue adelante conmigo.- El joven Javier empezó a girar la cabeza para verla. Todo fue negrura a su alrededor. Voces comenzaban a ascender cada vez con más fuerza…¿estoy muerto? ¿sueño? Por allí, debo salir de aquí… “milagros, continuos e irrepetibles. Alza la vista y los verás”…
Abrió los ojos. Estaba de nuevo en la sala de máquinas de TIERRA 2. Aunque no podía moverse, empezaba a ser consciente de lo que pasaba a su alrededor. Retazos de conversaciones de los dos científicos comenzaban a llegarle. Reconoció la voz del más anciano:
̶  Veamos, supongamos que cada persona entonces vive varias líneas temporales…
̶ ¡Pero eso no es cierto! El tiempo no funciona de forma lineal. Es solo una visión subjetiva lo que hace eso. No podemos engañar así a los clientes. La dosis que suministramos…
̶ ¡Calla! Los clientes no quieren saber cómo funciona la máquina, ¡sólo quieren una explicación que puedan entender! Dales eso, y te ahorrarás muchas preguntas, a la vez que les haces sentir inteligentes. ¡Siempre fue así para todo!
̶  Pero eso no les vale a los del equipo de psicólogos…
̶ ¡Los loqueros! Si no saben de física cuántica, jamás podrán demostrar nada en contra nuestra, ¿se creen que pueden vender el mismo producto sólo con la dosis? ¡Que lo intenten! Pero nuestra es la patente, así que…
̶  ¡Eh! ¡Ustedes!-Javier comenzaba a incorporarse.
̶  Pero…¿ya ha despertado? ¿Algo ha ido mal? No han pasado ni dos minutos, así que usted allí no ha pasado ni…
̶  ¡Eh! No, todo ha ido estupendo, lo he disfrutado de veras. Todo bien, tranquilos. - Javier salió a la calle.. Recordaba todo lo vivido. ¿Había pasado realmente? ¿Aquello era una estafa y sólo fue un buen colocón? Hablaban de eso aquellos tipos con bata, ¿no? Como fue gratis tampoco le importó. Había estado bien.¡ Menuda locura! Dobles de sí mismo, viajes en el tiempo. Pero aún así, todo era ya un poco distinto. A su alrededor veía un enjambre de personas cruzándose unos con otros. Y de repente sentía la necesidad de saber quiénes son. A su lado, una joven estudiante se queja del móvil sin batería y no poder consultar una dirección. Pregunta a Javier. Chico conoce a chica. Dos calles mas allá, un senador cae al suelo desplomado.
FIN







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